Que la innovación no te suene a chino

Todos los medios e instituciones tratan de hacernos ver que para triunfar, o sobrevivir, con nuestro proyecto emprendedor en la actualidad debemos ser innovadores. ¿Pero realmente puede mi proyecto ser innovador?

Fuente: www.dip.uda.cl

Tradicionalmente todos tendemos a identificar la innovación, con la tecnología, los servicios avanzados, la informática, etc. Pero innovación hay de muchos tipos y no todos tenemos que ser Steve Jobs o Mark Zuckerberg para poder aplicar a nuestras ideas o negocios elementos que nos hagan diferentes de nuestra competencia o que nos ayuden sencillamente a hacer mejor, más rápido o más barato las cosas que ya hacemos sin necesidad de hacer grandes inversiones.

–       Podemos innovar en producto o servicios; Introduciendo en el mercado de nuevos (o significativamente mejorados) productos o servicios. Cambiando bastante las especificaciones técnicas, los componentes, los materiales, el software o en otras características funcionales.

–       O podemos cambiar la forma de fabricarlos, distribuirlos o gestionar los procesos.

–       Podemos también innovar en la organización de la empresa (gestión del conocimiento, formación, evaluación y desarrollo de los recursos humanos, gestión de la cadena de valor, reingeniería de negocio, gestión del sistema de calidad, etc.), en la organización del trabajo y/o en las relaciones hacia el exterior.

–       O podemos innovar en el Marketing; con la implementación de nuevos métodos de marketing, incluyendo mejoras significativas en el diseño meramente estético de un producto o embalaje, precio, distribución y promoción.

Pero sobre todo la podemos clasificar en innovación radical de algo totalmente nuevo y descubierto por el propio promotor, o una innovación disruptiva con la que bastaría en ofrecer algo que ya se usaba en otros lugares o para otras cosas y darles un nuevo uso que nos diferencie de nuestra competencia.

Y para muestra un botón, o mejor dicho un bote. Y es que ahora prácticamente todos los envases de salsa, mermeladas, o jabones para la ducha; los visualizamos guardados en el frigorífico boca abajo para que su delicioso contenido vaya poco a poco bajando hacia el dosificador y no se quede nada dentro del bote. Pues os imagináis la primera empresa que realizo tal “descubrimiento”.

Y como este muchos ejemplos de pequeños cambios que han dado una nueva vida a productos o servicios. Hay restaurantes innovadores que fueron pioneros en el reparto a domicilio; hay supermercados innovadores en los que podemos hacer nuestra compra on line; hay financiación innovadora que nos permite obtener recursos sin tener en cuenta a entidades de crédito tradicionales; e incluso nos podemos financiar sin dinero haciendo un trueque de nuestros productos por otros que nos hacen falta el dinero…

Así que no hace falta tratar de descubrir América en cada paso hacia delante que demos con nuestro proyecto, basta con dar pequeños pasos a abrir la mente, ser más creativos y pensar en que NO todo esta descubierto, y si lo está se puede mejorar con toda seguridad.

Creer en la innovación y no dar nada por hecho o aprendido; fomentarla en uno mismo y en nuestro equipo; y creer en un proceso de mejora continua que nos haga ser mejores a nosotros y nuestro negocio.

PD: Os habéis dado cuenta lo incomoda que sería nuestra vida sin un palo sujetando un trapo húmedo… sencillo verdad? Pues en Noruega no se venden fregonas.

¡si te ha gustado, compártelo!

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

No te pierdas nada sobre EmprendeRioja

Si quieres estar informado de todas nuestras novedades e iniciativas suscríbete a nuestra newsletter.