Emprendimiento y Economía Colaborativa

En los últimos años empresas relativamente recientes como Blablacar, Airbnb o Wallapop han sido ejemplos de referencia de negocios digitales, que no sólo comparten el haber sido reconocidas por su crecimiento exponencial a nivel de usuarios, o por haber sido beneficiarias de importantes inversiones y apoyos de tipo privado, sino que también tienen en común el ser negocios digitales basados en modelos de consumo colaborativo.

¿Y qué es esto del consumo colaborativo, de la economía colaborativa?

Una definición bastante sencilla de lo que puede significar el concepto de economía colaborativa es el de promover el intercambio de bienes o servicios a partir de un enfoque de solidaridad, beneficio mutuo y ahorro.

Evidentemente esta definición es muy amplia, y no es lo mismo que una persona ofrezca alojamiento a otra durante unos días a cambio de recibir unas clases de inglés o francés, lo que sería un intercambio de servicios (existen plataformas que ponen en contacto particulares para realizar este tipo de intercambios), a ofrecer alojamiento a través de una plataforma de internet solicitando un precio como contraprestación.

Si atendemos al primer ejemplo, observamos que en primer lugar estamos ante un intercambio de dos personas. El trueque como tal existe desde el comienzo de la primera historia económica, además el lucro no es el principal fin de la transacción. Supongamos una au pair que viaja a Inglaterra y que incluso recibe una contraprestación por su trabajo en el domicilio inglés, se entiende que el alojamiento y el aprender el idioma prima sobre la contraprestación que en algunos casos es incluso visto como algo accesorio y/o complementario.

En el segundo ejemplo, el fin es económico. Es claro que el lucro es el fin de la propia transacción, y aunque puede ser una oportunidad para la economía tradicional, supone una irrupción en el mercado no del todo justa. Por ello, el pasado junio el Pleno del Parlamento Europeo ha reclamado unas reglas claras que regulen las “zonas grises” sobre el derecho laboral, protección de los consumidores y responsabilidades de las empresas en la actividad de las plataformas de economía colaborativa como Uber o Airbnb.

Este tipo de economía puede suponer una buena oportunidad para nuestros emprendedores, siempre que los fines y las bases sobre los que se asienten los proyectos o colaboraciones no atenten en contra del resto de operadores. Por todo ello es necesario empezar a regular este tipo de negocios en aras a que se pueda competir en igualdad de oportunidades.

Las nuevas fórmulas de cooperación y colaboración empresarial, como los coworking, networking o las más tradicionales como el propio asociacionismo empresarial, siempre serán bien recomendados a través de nuestro servicio de creación de empresas de la Federación de Empresarios de La Rioja.

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